Esta lectura es el primer paso para aquellos que están listos para abrazar la geometría que surge al rendirse a su estrategia y autoridad interna.

Aquí es donde la Cruz de Encarnación comienza a apoderarse de la Conciencia del ser y a colorear profundamente cada intento de establecer el rol natural inherente a nuestro Perfil.
De muchas maneras, aquí radica la posibilidad de iniciar el proceso de disfrutar la nueva conciencia que es posible a partir de la expresión única de ese rol. Hasta ahora, todo el experimento era estrictamente mecánico y basado en las fórmulas dualistas de lo que está definido y lo que no lo está en la naturaleza del vehículo, con el fin de alinear el principio de forma que siempre debe venir primero.

Cuando comencé mi viaje como analista en el verano de 1993, la Cruz de la Vida y la dualidad de la Definición o la falta de esta eran las únicas herramientas que teníamos para analizar el potencial de un ser diferenciado.

Dado que la mecánica de la infraestructura de líneas estaba lejos de ser elaborada lógicamente por Ra, la información de la Cruz de la Vida parecía tener un valor más profundo anclado en la magia de lo mitológico y lo místico que en lo científico, incluso para aquellos como yo que llegaron a la síntesis del Diseño Humano a través de la rama de la astrología y la impresión planetaria. En los últimos siete años, después de un largo viaje de deconstrucción de la mecánica superficial del Gráfico del Cuerpo Rave hasta todos los detalles que se imparten en las formaciones profesionales, el desarrollo del Diseño Humano como la ‘Ciencia de la Diferenciación’ ha vuelto a donde comenzó: la Cruz de la Vida.

Todos nacemos con dos conjuntos de polaridades en cada uno de nuestros dos cálculos. Una es la polaridad Sol/Tierra, que representa el 70% de la impresión de nuestra forma diferenciada. La otra está formada por los Nodos de la Luna, que determinan la orientación evolutiva de nuestro viaje a través de la vida. Cuando se combinan, las polaridades Sol/Tierra del Diseño y la Personalidad forman lo que se conoce como la Cruz de Encarnación. Este es el ser con su propósito diferenciado, pero el ser no puede definirse en el vacío. Necesita un escenario en el que pueda realizar el propósito inherente de su rol natural.

Esto es lo que proporcionan los Nodos de la Luna: un escenario, una manera particular de percibir la estabilidad externa a través del movimiento eterno de todas las cosas. Es en el procesamiento de la estimulación que percibimos durante ese movimiento que todo lo que alguna vez pensamos ser se pone en marcha.

La yuxtaposición de Sol/Tierra con la polaridad nodal establece el marco fundamental de nuestra individualidad. Comprender las señales que el analista experimentado puede proporcionar permite una integración más profunda entre los potenciales biológicos de nuestra forma y el potencial mitológico de la personalidad.