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Cruz de la Vida

Aunque el Sistema de Diseño Humano sea un cuerpo de conocimientos estrictamente mecánico, eso no niega que la esencia del potencial de conciencia con el que nacemos sea absolutamente mitológica. En ese sentido, la encarnación de los seres humanos no deja de ser también la reencarnación de los mismos viejos mitos a través de los cuales nos hemos estado representando a nosotros mismos desde siempre.

Durante 4 largos años al principio de mi carrera profesional con el Sistema de Diseño Humano el único enfoque que existía para el análisis del diseño individual era la ‘Definición’. Lo que está definido es fiable porque, para bien y para mal, es consistente, mientras que lo que permanece en blanco NO es fiable porque es inconsistente y depende siempre de las circunstancias. Punto. Eso parece ser todo desde una perspectiva estrictamente mecánica. Pero ya entonces había más, mucho más.

Si la Definición lo fuera todo, entonces el Diseño Humano sería biplano, y su restrictiva lógica eliminaría todo el misterio que nuestra existencia encierra. Los 9 centros y los 36 canales que componen el Cuerpo Gráfico del Rave no dan para tanta diversidad como la que tenemos en nuestra especie, y yo no hubiera dedicado los últimos 25 años de mi vida a investigar estos conocimientos tan fascinantes si no hubiera sentido una conexión con algo tan profundo dentro de mí cuando Ra me lo presentó, que transcendía todas las características visibles en la superficie misma de mi diseño.

Lo que sentí fue el potencial de algo atemporal en mí que no guardaba una relación directa con ningún aspecto de la mecánica en particular, sino con la percepción del movimiento de todas las cosas en mi propia vida. Como si de pronto estuviera seguro de que para mí nunca habría otra forma de ver y de entender las cosas que no fuera la mía, pero al mismo tiempo esa forma mía de ver y de sentir no estuviera inicialmente ligada a nada. De lo que hablo es del mito que yo encarno desde que nací con el perfil de un investigador/mártir de la consciencia colectiva que determina el comportamiento de los seres humanos, y ese mito no está necesariamente ligado a las características que están definidas o no en la superficie de mi diseño gráfico.

En la superficie yo soy un Manifestador emocional con una triple definición partida y dos centros en blanco, y si no aprendiera a gestionar correctamente estas características innatas, entonces hoy seguiría sufriendo la distorsión de mi propia consciencia, identificándome y amplificando los extremos del comportamiento que encuentro en otros, reproduciendo mi propio apego a aquello que no forma esencialmente parte de mí, y perdiéndome de mí mismo al identificarme con el mito que encarno hasta sentirme poseído por él.

Para poder comprender realmente la trascendencia de seguir la estrategia y autoridad en cada momento de la vida, es preciso comprender que son esas dos claves mecánicas las que tienen el poder de estabilizar la forma en su estado natural, porque sólo cuando las características del vehículo son gestionadas en función de lo que es natural, puede el mito que contienen aflorar como expresión de una conciencia individual diferenciada.

Comprender la diferencia entre las características del diseño y el personaje que viaja con ellas en esta vida equivale a trascender la dimensión mundana impuesta por los roles y reglas de la civilización que conocemos y adentrarnos en nuestro mundo interior, una realidad capaz de contemplar la realidad material del mundo sin prescindir de la magia con la que un día lo vimos, mucho antes de que las capas de condicionamientos mentales entumecieran nuestros sentidos.

Escucha la elaboración de Alokanand Díaz sobre la diferencia que hay entre las características mecánicas del diseño y el personaje que las habita, y déjate inspirar a descubrir los lugares en los que puedes encontrarte directamente con el propio mito encarnado por ti.

Cruz de la Vida

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